Matías Videla, el neuquino detrás del arte en El Eternauta

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Con formación en Bellas Artes y una trayectoria consolidada en el cine y las series, Matías Videla fue parte del equipo de arte de la ambiciosa producción argentina.

Desde Neuquén capital hasta las complejas escenografías de El Eternauta, la carrera de Matías Videla es ejemplo del camino que recorren muchos técnicos del cine argentino. A sus 39 años, este neuquino formado en Bellas Artes participó como ambientador de set en la esperada adaptación audiovisual de la clásica historieta de Héctor Germán Oesterheld.

“Fue un largo camino”, cuenta Videla. Luego de estudiar en la ciudad patagónica, se mudó a Buenos Aires para formarse en Dirección de Arte en la ENERC. Esa etapa fue clave: muchos de sus profesores ya trabajaban en la industria, lo que le abrió puertas en diversas producciones.

Así comenzó como meritorio en películas como Los que me odian, y luego se desempeñó en roles dentro del equipo de arte en proyectos como No dormirás, Monzón, Casi feliz, 1985, Atrapados y Días de gallo, entre otros. Con el tiempo se especializó en tareas como prop master (encargado de objetos narrativos y utilería de acción) y ambientador de set.

Su llegada a El Eternauta se dio de manera orgánica, gracias a vínculos previos: “Ya había trabajado con varias de las ambientadoras generales del proyecto, como Vicky Jiménez, Mechigo Bernori y Grapera. Me convocaron para ocupar ese rol dentro del rodaje”, detalla.

Como ambientador de set, su tarea consistió en dar la “última capa de realidad” a las escenas, en coordinación con directores de arte, utileros y el propio director, Bruno Stagnaro. “Es interpretar qué quiere contar el director en cada escena y ajustar los elementos del set para transmitirlo. Por ejemplo, si el diálogo ocurre después de una comida, la mesa tiene que estar sucia, con vasos usados y migas reales”, explica.

Matias comenzó su participación un mes antes del inicio de rodaje, para interiorizarse en el guion y en la estética general. Una vez en el set, estuvo presente durante toda la filmación.

Entre los desafíos técnicos que destaca, menciona la magnitud del proyecto, el trabajo con gran cantidad de extras y objetos, y la integración del arte con efectos especiales. También subraya el uso de tecnologías innovadoras como una pantalla curva de proyección en vivo, similar a la empleada en The Mandalorian, que permitió filmar escenas urbanas nevadas sin necesidad de intervenir físicamente la ciudad. “Proyectaban los paisajes ya nevados en tiempo real, escaneados durante la pandemia. Eso le daba una profundidad y realismo asombrosos”, señala.

Para Videla, El Eternauta no solo fue una producción de enorme escala, sino también un hito personal. “Estar en el set viendo a los actores, los efectos especiales en vivo, sentir que estás participando en algo tan grande y tan importante para la cultura argentina… fue emocionante. Me llena de orgullo haber formado parte”.