Tomás Piñeiro, de San Martín de los Andes al set de El Eternauta

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El actor y trabajador audiovisual Tomás Piñeiro, oriundo de San Martín de los Andes, formó parte del equipo de rodaje de El Eternauta. Desde el rol de runner, participó en 40 jornadas cuidando las locaciones, asistiendo al equipo técnico y resolviendo conflictos en tiempo real, en un set atravesado por la magnitud de una superproducción.

Basada en la icónica historieta de ciencia ficción creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, El Eternauta narra la historia de Juan Salvo, un sobreviviente de una invasión alienígena que comienza con una nevada mortal en Buenos Aires. La adaptación fue estrenada el 30 de Abril por Netflix y rápidamente se convirtió en una de las series más vistas a nivel global.

“Trabajé 40 jornadas como refuerzo de Locaciones. Mi tarea era estar a disposición de todo lo que hiciera falta en la locación: desde hacer cortes peatonales entre toma y toma, hasta conversar con vecinos para resolver dudas sobre la filmación”, cuenta Piñeiro, en diálogo con Lacar Digital.

En el universo del rodaje, el área de Locaciones es el nexo entre la producción y quienes prestan sus espacios para filmar. También implica velar por la seguridad del equipo técnico, especialmente en escenarios riesgosos como talleres ferroviarios activos, donde parte del equipo marcaba fosas profundas para evitar accidentes y regulaba el tránsito cuando se movilizaban formaciones.

La oportunidad llegó en un momento clave de su vida: “Me llamo la que es mi madrina en el mundo del Cine, Vero Larumbe. Cuando me llamo estaba en la calle, y es indescriptible la alegría que tenía, me iba el corazón a mil. Sinceramente estaba pensando en dedicarme a algún otro rubro que no sea el artístico. Pero bueno, la vida tiene esas cosas lindas, y entendí que esa era la señal de que no había que aflojar que todo llega.”.

El desafío fue doble: nunca antes había trabajado como runner. Sin embargo, el apoyo del equipo fue esencial. “Todo era gigante, y las complicaciones eran moneda corriente”, recuerda. Uno de los momentos que destaca fue en una jornada en Palermo: “Un camión de producción chocó la camioneta de un vecino. Aunque tenía los papeles del seguro, el hombre estaba muy molesto, así que terminé precintando todo su paragolpes para que pudiera seguir usando el vehículo. Se tranquilizó y el rodaje siguió”.

La magnitud del proyecto implicó una gran logística: desde toneladas de sal entrefina para simular nieve hasta equipos que trabajaban cinco horas por locación solo para limpiar al finalizar. “Le pregunté a gente con muchísima trayectoria, y todos coincidían: nunca se hizo algo así de grande en Argentina”.

De los escenarios del sur al corazón del cine nacional

Tomás Piñeiro comenzó su camino artístico en los talleres de teatro de Sandra Monteagudo. A los 11 años, profundizó su formación en el Estudio de Actuación de Mariano Tenaglia, donde se familiarizó con el Método Stanislavski. Más adelante, estudió Arte Dramático en la Universidad de Río Negro en Bariloche, donde encontró en Gabriel Lenn un mentor y una oportunidad inolvidable al interpretar a Tom en El Zoo de Cristal.

La pandemia interrumpió temporalmente sus estudios en la Universidad Nacional de las Artes, en Buenos Aires, pero no su impulso por mantenerse vinculado al mundo del arte. El Eternauta fue mucho más que un trabajo: fue una confirmación de que, incluso en los momentos difíciles, el arte puede abrir puertas inesperadas.